Todo lo que quiere saber sobre Champagne, y no se atreve a preguntar

El mundo del Champagne sin lugar a dudas el que mayor literatura reúne. Si buscan y leen verán que la legión de seguidores que existen entre actores, políticos, escritores, pintores o escultores es interminable.

Sin lugar a dudas, desde que Dom Perignon obrara el milagro creando la elaboración carbónica en el interior de aquella botella, el mundo de la viticultura cambió. Yo, si les soy sincero, y puestos a pedir un milagro, me quedo con éste y no con el de convertir el agua en vino; que vulgaridad, pudiéndolo hacer en Champagne.

En efecto, Dom Perignon en aquella abadía obró el milagro, y fueron los soldados de Napoleón, sobre todo los húsares los que facilitaron su descubrimiento en los distintos países que iban conquistando, y dejando la tradición de abrir la botellas a golpe de sable (ou coup de sable), o “sablazo” como popularmente se conoció en España. El hecho es dar un golpe con el filo del sable al final del cuello de la botella, el cual saltará creando una imagen vistosa, pues siempre se pierde algo del preciado líquido al salir este a chorro.

Ahora que vienen las navidades, y viendo lo ajustadas de público que van a ser, podremos estirarnos un poco más, y poder comprar aquella botella que no comprábamos para que no se la bebiera el gorrón del cuñado, o del yerno; que éstos también son muy de llevar poco.

El Champagne es por excelencia el vino con mayor glamour que nos rodea, y su función es inmensa, si que es verdad que está enfocado a las grandes celebraciones. Y que mejor que este año para abrir un par de botellas y esperar al próximo con una mayor alegría y esperanza.

Como les he dicho, su literatura es inagotable, y sobre él, son legión los que han escrito o pronunciado alguna frase, y no nos olvidemos del cine, y de las escenas en las que, nunca mejor dicho “ha corrido el Champagne”.

No se olviden de Casablanca, de Desayuno con Diamantes o de la películas de James Bond, en la y perdonen la licencia (no de matar), abría más botellas de Dom Perignon, que tiros pegaba el bueno de James.

A modo de anécdota les confesaré que Ian Fleming, creador del personaje era un adicto consumidor de Bollinger, pero cuando se inició la saga, la casa Moët presionó para que el Champagne que bebiera fuera Dom Perignon, y así fue hasta la película Moonraker en la que  la productora cambió, y volvió al que amaba Ian. Ese año, las ventas de Bollinger se triplicaron, y desde entonces no ha cambiado. Y junto a la marca de coches Aston Martin, son las únicas que no pagan patrocinio a los productores.

Siempre recuerdo a Audrey Hepburn diciendo “yo nunca recuerdo haber tomado Champagne antes del desayuno, durante si, muchas veces”. En la Desayuno con Diamantes.

Hay un sinfín de frases que hacen referencia a él, y si entran en Google las encontraran, pero yo les voy a dejar dos “perlas”.

Dicen que momentos antes del desembarco en Normandía, Winston Churchill dijo “ Recuerden señores, no es por Francia por lo que luchamos, es por el Champagne”. No le faltaba razón al orondo de Sir Winston, gran consumidor de burbujas,  y que la Maison Pol Roger les dedicó una de sus etiquetas.

La otra la pronunció la gran revolucionaria en el mundo de la moda Coco Chanel, y su frase fue “ Solo bebo Champagne en dos ocasiones; cuando estoy enamorada, y cuando no lo estoy”.

Aunque estoy seguro que alguien la habrá pronunciado, o si no algo parecido, yo siempre diré, que “nunca hay suficiente”.

Recuerdo en un viaje a Reims a visitar la Maison Taittinger, fue tal la cantidad de copas que bebí, que en un momento le dije a su propietario Pierre Taittinger “A las lágrimas de mis ojos, llegan burbujitas de Champagne”, la carcajada que soltó Pierre, aún es recordada en la bodega.

Por ello es importante que cuando usted abra su primera botella de Champagne no demuestre su inexperiencia, y por favor siga las siguientes normas.

La primera es nunca tenerlo en la nevera. Una estancia prolongada en la nevera hará que el carbónico se pierda, por lo que les recomiendo que una cubitera o cuenco grande deposite la botella y cubra con mitad de agua y mitad de hielo el recipiente, en unos 30 minutos estará a una perfecta temperatura para ser consumido.

Para abrir es imprescindible que le quite primero la cápsula que rodea el cuello y luego desajuste el alambre que rodea. Verá la pestaña a la que tendrá que dar las 6 vueltas, una vez ya ha soltado el alambre manténgalo, y colocando la mano sobre él saque el corcho, vera con es más fácil. Cuando saqué el corcho o tampón, por favor sin ruido, los vecinos del 6 piso no tienen por que enterarse. Como decía Óscar Wilde “ que sea un leve susurro de mujer, y no una carga de alabarderos, el ruido que haga ese tapón.

Una vez abierta, iniciar el llenado de copas. El primer llenado nunca debe de ser hasta el borde de la copa, debe de ser hasta la mitad, incluso si me apuran un poco menos para que pierda la carga del carbónico acumulada, una vez ha bajado, llenen la copa un poco más y por supuesto disfrútenla.

A modo de curiosidad, el camino de burbujas que crean en la copa y que recorre hasta la superficie se llama rosario o perlaje y la erupción que crea cuando llega a la superficie, corona.

¿Qué copa usamos? Según nos dice una de las Maison más antiguas de la región, Laurent Perrier, la elección debe de ser entre la Copa Gatsby o la Flauta de toda la vida.

Y como muy bien dicen, el glamour que atesora la “Gatsby” es mucho mayor, y es perfecta. Aunque desde hace algún tiempo, las copas de tulipa están siendo utilizadas y se saborea muy bien el Champagne.

Otra cuestión importante es la temperatura de servicio. Está claro que depende de la estación del año en la que nos encontremos; es verdad que lo vamos a tomar en Navidad, en invierno, por lo que la temperatura no debe de bajar de los 7º y no superar los 12º, ahí tiene usted una abanico para disfrutar de él, y de todos sus matices aromáticos.

Ah, se me olvidaba, ni se le ocurra introducir una cuchara el cuello de la botella para su conservación. ¡Horror!. No hay ningún método casero que les asegure la conservación de la botella una vez abierta. Yo les reconozco, que a mi, nunca me ha quedado ni una gota, una vez abierta.

Bueno, y otra pregunta del millón, ¿Con qué gastronomía va bien el Champagne?

Usted conoce bien el abecedario, pues comienza con la letra “a”, y finalice en la “z”, y todos los platos y productos que puedan aparecer con nuestra letras van bien con él.

El Champagne está claro que va bien con los platos de marisco, crustáceos y pescados. El yodado que encontramos en estos productos se prolonga mucha más gracias a la complicidad que desarrolla el carbónico.

También va bien con platos de arroz, de pasta y con las verduras.

Si nuestra elección es un plato de carne, entonces podemos recurrir a un Champagne rosado, otro virtuosismo de este vino que consigue su singularidad y personalidad gracias a que algunos de sus vinos son elaborados con variedades tintas; Pinot Noir y Pinot Meunier. Por ello mucho enólogos o sumilleres siempre hablan de “un vino blanco, hecho con variedades blancas”.

Y ustedes se preguntaran como una uva negra o tinta, hace un vino blanco; muy fácil.

El mosto que surge después de la primera prensada o mosto flor, es rápidamente separada del hollejo, que el que transfiere su color por medio de su piel. Separada el hollejo o la piel, el problema del color lo tenemos solucionado.

Es verdad que en muchos rosados dejan la piel en contacto con el mosto hasta conseguir el color deseado, y que se suele llamar “rosa provenzal”, muy de modo en vinos clásicos como en Champagne.

Hay otra técnica mucho más compleja, pues el enólogo elabora un vino blanco y otro tinto, los ensambla y cuando obtiene el rosado deseado, detiene la mezcla.

Sea el color que elija, sea la comida o gastronomía que desee compartirlo con él, les recuerdo que nunca tendrá suficiente.

Y para terminar este pequeño glosario de cuestiones que siempre nos encontramos a la hora de abrir una botella, le recordaré otra frase mítica relacionada con esta bebida, sin duda la más glamurosa que conozco, y que pronunció Napoleón: “ En la victoria lo mereces, y en la derrota lo necesitas”, pues yo voy apostillar al Emperador, y les diré “que en el empate es primordial”.

Si te quieres consultar cualquier duda con Pedro, escríbenos a HOLA@LAMARQUESA.ES

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