Las posibilidades de viajar se han incrementado los últimos años en nuestra ciudad. Ya no sólo tenemos nuestro legendario aeropuerto de Manises, por fortuna desde hace unos años, Valencia tiene línea directa a Madrid gracias al AVE.

Lo que significa en pocas palabras es que puedes llegar a la capital de España en apenas dos horas; una cuestión que anima y facilita las visitas a Madrid con mayor asiduidad, de la que lo hacíamos antes de la aparición de este vertiginoso tren.

A diario, muchos son; tanto madrileños como valencianos los que se suben a él a primera hora de la mañana, realizan sus actividades empresariales, económicas o bien turísticas, y a última hora de la tarde, vuelven a subirse en él y ponen destino a sus respectivas a casa, pareciéndose esa sensación, a la misma que nos pareciera si nuestro destino estuviera a la vuelta de la esquina.

Esa es la sensación que tengo cuando visito la capital, pues desde la aparición del AVE, nunca más he vuelto a coger mi coche para ir a ella.

Y esta semana lo he vuelto hacer, pasando dos intensos días en Madrid, dónde la vida social o empresarial es mucho más dinámica y agotadora de lo que lo puede ser en nuestra ciudad.

A la 10, 40 de la mañana subía  a la Alta Velocidad y puntualmente a las 12,20 llegaba a Atocha con un clima más mediterráneo de lo que podría haber pensado.

Caminando por el Paseo Recoletos te cruzas con la estatua de Velazquez, que nos anuncia la proximidad del Museo del Prado, sin duda una de las mejores pinacotecas que puedes encontrar en el mundo junto al parisino museo del Louvre.

Cruzando la tan afamada Plaza de Colón llego al Hotel Orfila dónde tengo previsto pernoctar. Allí me espera su directora de comunicación y marketing Mencía Morales con la que comparto amistad desde hace años.

El Orfila se asienta en los que un día fue un palacete de finales del siglo XIX que fue rehabilitado a mediados del siglo pasado, convirtiéndose en hotel, perteneciendo a la cadena elitista Relais & Châteaux.

Treinta y dos habitaciones, doce de ellas Suites Junior, algunas de ellas buhardillas aumenta más si cabe, la gran hospitalidad que siempre encuentras en el hotel.

La cocina cuenta con el asesoramiento de Mario Sandoval, cocinero con dos Estrellas Michelín.

Y si todos los rincones son acogedores, no pueden dejar de visitar su terraza, ideal para desayunar, tomar el aperitivo o un simple café a media tarde.

Una vez realizado el chequeo de la habitación y haberme aseado un poco me acerco al barrio de Usera dónde se encuentra Royal Cantonés, un restaurante chino, conocido como “El Mejor Chino de Madrid”.

La fachada y el comedor nos recuerda a los típicos chinos que encontrábamos en Valencia a principio de los 80, cuando la primera emigración proveniente de China llegó a España y se fue dispersando por la península Ibérica, dedicándose una gran mayoría a la gastronomía.

Se encuentra en la C/ Olvido, 92 muy propia para dar nombre a una canción de Sabina. Lleva algo más de 10 años abierto, y llama la atención que hay varios chinos comiendo a mediodía, una cuestión fundamental, pues valoran la comida que allí se da.

En China podemos diferenciar cuatro variantes de cocina, las cuales provienen de las provincias más populares: Cantón, Sichuan, Shandong y Jiangsu. Aquí encontramos la cantonesa una cocina muy equilibrada en sabores y que apenas utiliza el picante a diferencia de las otras tres.

Una vez sentado en la mesa y haber realizado la comanda, llama la atención la gran anarquía que reina a la hora de servir los platos, pues comenzamos con la barbacoa cantonesa; una gran fuente en la que cada apartado nos ofrecen diferentes carnes; pato, pollo, cerdo rojo (cubierto de pimentón), panceta y lomo. Llama la atención lo cuidado de la presentación, y cada carne lleva una elaboración diferente, en el centro de la fuente una salsa similar a la agridulce, y unos trozos de nabo dulce y pepino.

Continuamos con los tallarines fritos y ligeramente picantes. Destaca la Verdura con salsa de ostras, el MianKao (pasta de arroz) con verduras, las Guotie (empanadillas chinas a la plancha), Dimsum y Las Gambas en pasta de Arroz hervidas.

Como pueden observar una buena variedad de platos, elaboraciones e ingredientes para poder ver la gran variedad que podemos encontrar en este “chino”.

Nos complace mucho que huyen de los tipismo que encontramos en los rollos primavera o las variedades de arroz. En todos los platos que se ofrece en su carta, y en las recomendaciones se utilizan productos de gran calidad y de cuidadas elaboraciones, por lo entendemos que podríamos estar hablando de la Alta Cocina China en España.

La carta de vinos es corta, y nada variada. Encuentro un Ribeiro que colma las expectativas, Viña do Recanto y es el que nos acompaña a lo largo de la comida.

No podría decir si es el mejor “Chino de España” pero sí que puedo asegurar que es uno de los que más me han gustado, por lo que en mi próxima visita a Madrid pienso volver, me quedan muchos platos por probar y quiero que no me lo cuenten.

Es imprescindible reservar. Si va a comer con un par de día basta, pero si va a cenar y es viernes o sábado, hágalo varios días antes; aunque el servicio es rápido, los fines de semana hay “tortas” por acudir.

Relais & Châteaux  Orfila. C/ Orfila, 6. Telf. 917027770. Madrid.

Royal Cantonés. C/ Olvido, 92. Telf. 915000161. Barrio de Usera.

Sigue a nuestro gastrónomo Pedro G. Mocholí en su web 

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