Dicen que el malogrado Lord Mountbaten, primo de la reina Isabel II  de Inglaterra, le comentó a su augusta pariente, en un almuerzo en el palacio de Buckingham :«En este palacio lo que debería servirse caliente lo sirven frío y lo que  debería servirse frío, lo sirven caliente».

En Tagomago  ( en la esquina de la plaza)  un precioso restaurante muy bien decorado que inclina a entrar, lo sirven casi todo frío. No se trata de error de cocina,sencillamente apenas se cocina en el restaurante. Llega  casi todo precocinado desde sus instalaciones centrales, como un catering de bodas y banquetes. Es la gastronomía de las grandes cadenas. La carta le sonará al lector: “Ceviche, tataki, tartare  y últimamente causa limeña…” No hay nada sorprendente.Nada queda en la memoria. Todo es standard, “Ni frío ni caliente” como diría el clásico. Y una cosa más, los fines de semana, son inexorables con los turnos. El cliente dispone para cenar de 90 minutos. Ni uno más. Así que, si se tiene que declarar a la novia, mejor comience nada más servirles el primer plato. El precio, en consonancia, es muy asequible.

Unos metros más allá, en la calle de la Bolsa, han abierto hace unos meses el Bistro de la Bourse. Un auténtico bistro francés cuyo dueño es de la Provenza. He ido varias veces y he notado que cuando está el patrón se come mejor. El “filet de boef” está rico,

Unas veces mejor que otras, y las “frites” siempre buenas, finas, crujientes, no aceitosas.

La quiche Lorraine aceptable, el macarrón de postre, excelente y entre los vinos hay unos buenos rosados de la Provenza con su color característico de piel de cebolla rosada, entre ellos el famoso vino Miraval. Una vez, el patrón me preparó un plato de quesos franceses para terminar el vino. Es casi lo que recuerdo con más nostalgia.

Tras el temprano cierre ( apenas ha durado unos meses) del restaurante Mar de Avellanas, la otra esquina de la plaza se ha quedado huérfana, aunque dicen que ese local lo va a ocupar otra cadena de comida precocinada, el famoso Lateral de Madrid. Ya hablaremos.

No hay que olvidar un negocio cercano y muy interesante con comida para llevar, Domestic ( y también para comer en el mismo local) que todos los días ( de lunes a viernes) agota sus platos caseros, cocinados a mi entender con cariño y cabeza. Precio imbatible.Calidad buena. Cierra por las noches.

Y por último,y «last but not least» como igual hubiera dicho Mountbaten, el creciente Lavoe (detrás del Patriarca)  especializado en arroces  ( pero de los buenos) tan difícil de saborearlos en esta ciudad aunque parezca una paradoja. Lavoe, merece una reseña aparte. Continuará.

Javier Tamarit Montesinos es nuestro fantástico nuevo colaborador que nos irá contando sus experiencias y encuentros en el ir y venir de su vida, siempre viajando.

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